Después de haber superado la dura etapa de Pifo a Papallacta, me temía alcanzar la próxima meta, así que hice oración y me encomendé a Dios y la Santísima Virgen para el siguiente día.
Durante la caminata me llamó mucho la atención las comunidades por las que pasamos antes de llegar a Baeza ya que fueron muy cercanos a nosotros y nos animaban a seguir adelante, sabe destacar que nos dieron refrigerio. Otro punto muy importante es la fraternidad que cada día se fortalece entre nosotros con gestos de solidaridad, alegría y preocupación por el hermano que es lo que hemos aprendido en la sana convivencia.
Cada día va creciendo la esperanza de poder llegar a la última meta (Coca) para celebrar en comunidad el recuerdo de Alejandro e Inés.
Hno. Danny Reay
Formando Capuchino de Venezuela
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