Francisco de Asís fue una persona llamada por Dios para hacer lo que hizo de su vida, por él y por los otros. Ser llamado por Dios es lo que nosotros llamamos tener una vocación, porque la palabra vocación significa llamado.
Todas las personas tienen una vocación. Porque Dios nos colocó en su mundo para sernos alguien y para vivirnos con muchas personas. Y hasta para dejarnos mucha cosa para los que vienen después. Como hizo San Francisco.¿Qué vas a ser?
Usted es joven. Tiene todo futuro abierto a su frente. Lo que usted va hacer con esa su vida tan preciosa. En este libreto, nosotros estamos queriendo ayudarle a escoger un camino. Hablamos de la posibilidad de usted ser un misionero, una persona consagrada a Dios. Puede hasta ser que su camino no sea este, pero ya fue para muchos jóvenes como usted. Aún está siendo. Y por lo menos, podrá ayudar usted a escoger mejor, a confirmar mejor lo que hacer de su vida. Nosotros hablamos de vocación para ser un fraile capuchino.
¿Qué es la vocación?
La vocación es un llamado de Dios a lo cual nosotros tenemos que responder todos los días de la vida. Cada persona tiene de tomar conciencia de la vocación que siempre ha tenido. Comenzamos a percibir lo que Dios quiso decirnos desde el nuestro nacimiento hasta hoy, para ver se está respondiendo de acuerdo con el llamado. No se deben esperar “señales” muy claros, milagrosos. El llamado viene, en general. Por lo que descubrimos en nosotros mismos sobre las nuestras inclinaciones y gustos. El proyecto de vida: lo que es que yo voy hacer, de aquí por delante, de la mí vida. Algunas señales de la vocación religiosa: gusto de ser de Dios, de rezar. Gusto de prestar servicios a los otros, gusto de convivir con los otros. Tener la salud necesaria para donarse, mismo con sacrificios. Nadie puede creer que tiene una vocación para la vida religiosa solamente por miedo de enfrentar otras situaciones, por ejemplo, por no querer casarse.
¿Por qué ser un fraile?
Un fraile capuchino es antes de todo una persona consagrada a Dios, que se entrega totalmente a Él y, por amor de Él, está depuesta a prestar servicios a los más necesitados. En vez de cuidar de la propia familia, cree que tiene amor suficiente para cuidar de los que no tienen nadie que mire por ellos. La palabra Fraile significa hermano y es uno de los sentidos más importante de la vocación. Un fraile es una persona que está dispuesta a vivir la vida entera con otros hermanos, sin casarse, dando testimonio para todas las personas de que, en el cielo, nosotros vamos vivir para siempre un profundo amor de hermanos y hermanas entre todas las personas. Un fraile es alguien que pone todo su apoyo, toda a su esperanza y toda su fuerza, por amor a Dios, en los otros frailes, sus hermanos. Su garantía no está en el dinero, en la salud, en un diploma, en una familia, ni mismo en una institución. Son los otros hermanos. Uno fraile tiene el corazón abierto para amar todas las personas, mismo las más difíciles. Claro que siempre nosotros amamos algunas personas más intensamente, con más alegría, más sin querer ser el dueño de ellas. Algunas otras personas nosotros amamos con más dificultad, pero sabemos ir descubriendo lo que ellas tienen de bueno porque todos los hijos de Dios tienen muchas cosas buenas, mismo que, luego en el inicio, nosotros no consigamos ver. Por eso, San Francisco llegó a decir que nosotros deberíamos recibir bien hasta los ladrones.
¿Por qué un franciscano capuchino?Ha muchas manera de ser un fraile, en ordenes o congregaciones muy diferentes. Los frailes franciscanos siguen la propuesta de vida de San Francisco de Asís. San Francisco y Santa Clara de Asís fueron dos grandes santos que vivieron ochocientos años atrás y dejaron un bonito camino espiritual que millones de personas tienen seguido hasta hoy. En la propuesta franciscana, uno de los aspectos más importante es llevar extremamente a serio la vida en fraternidad, el amor entre los hermanos y con todos los hermanos y hermanas de este mundo. Pero Francisco y Clara querían principalmente seguir a Jesucristo. Como Jesucristo se tornaran pobres y penitentes. Finalmente, se tornaron “otros Cristos”. Ellos nos enseñaron, con una fuerza especial, a descubrirnos Jesucristo dentro de nosotros mismos y a transformarnos en buenos de Dios, como ellos. Ochocientos años atrás, San Francisco y Santa Clara fundaron tres “ordenes”, grupos de personas que siguieron sus pasos en el camino de Dios. Uno de esos grupos para hombres fue lo de fraile franciscanos (OFM, OFMconv y OFMcap). Otro fue lo de las hermanas Clarisas, para las mujeres que querían se retirar para llevar una vida contemplativa. Otro que admitía cualquier persona, mismo las que querían vivir como casadas y trabajando fuera como todos los buenos cristianos. Con el tiempo, esas familias se multiplicaron. Mismo la Orden Tercera, que era para personas laicas, acabó dando origen a muchas congregaciones religiosas, tanto de hombres como de mujeres. Esos grupos surgieron desde el tiempo de San Francisco, pero grande parte es de los siglos XIX y XX. Son llamados de Tercera Orden Regular. Cuando colocamos OFMcap, (ahí atrás,) queríamos hablar de los frailes capuchinos, un ramo de los franciscanos que se formó en el siglo XVI, poco después del descubrimiento del Brasil.
¿Misioneros?Misión quiere decir envío. Quiere decir que alguien nos mandó hacer alguna cosa importante. Muy importante. Ir buscar agua o comprar pan no es una misión. Misionero es quien recibió una misión de Dios. Uno de los sentidos comunes de la palabra “misionero” es lo de una persona enviada para el medio de otro pueblo para anunciar la Buena Nueva de Jesucristo. Pero, donde haya necesidad de Jesucristo hay un campo de vida y trabajo para todos los misioneros y misioneras. Nosotros pensamos en la Misión de Jesús, la que el recibió de Dios Padre, cuando nació como un ser humano. La misión de Él es anunciar el Amor, qué es Dios, qué es la “vida en plenitud”. Ya fueron escritas páginas bellísimas de la historia de las misiones por hombres y mujeres que, por amor a Jesucristo, llegaron a dar su vida en países extranjeros o en medio de culturas que no conocían o no aceptaban el Evangelio. No solamente dieron su vida muriendo como mártires, pero también viviendo integralmente muchos años en la donación a los más necesitados, a los excluidos. Pero no puede ser misionero de la Buena Nueva quien no se dejó embeber totalmente por ella. Nosotros no somos carteros del Evangelio, que llevamos el mensaje en un sobre: somos testigos, que llevamos Jesús vivo en nuestras vidas.
¿Por qué Frailes Capuchinos?Los frailes franciscanos, los hermanos que convivieron con San Francisco, que también era uno de los frailes, comenzaron en el siglo XIII y luego se difundieron por todo el mundo conocido de aquel tiempo. La propuesta de San Francisco y su ejemplo encantan muchas personas. En todo caso, las cosas buenas generalmente no son fáciles. No era fácil vivir aquel generoso amor fraterno, aquella pobreza radical, aquella obediencia tan comprometedora de San Francisco. Después que el murió hubo una tendencia para ir siempre dejando las cosas más fáciles. Pero también hubo siempre reacciones para volver al espíritu original. Fue en uno de esos esfuerzos de vuelta a los orígenes que nacieron los frailes capuchinos. Ellos también crecieron bien deprisa por todo el mundo de aquel tiempo. Hoy, están bien representados en más de noventa países, en todos los continentes. También vinieron para el Brasil ya el siglo XVII. Cuando se permitió que recibiesen vocaciones brasileñas, ya en el final del siglo XIX, comenzaron a crecer y, hoy, son más de mil y doscientos en esa tierra. Con los otros franciscanos y franciscanas, de las tres Órdenes, forman hoy una activa familia Franciscana de Brasil, que cultiva los esfuerzos para que esa vocación de millares de brasileños y brasileñas sea vivida con ardor cada vez más grande.
¿Quieres ser un fraile capuchino?Usted puede dar un sentido y un valor mucho más grande a su vida siendo un Fraile Capuchino. Lo que más da sentido a la vida de una persona es el amor que ella es capaz de vivir. Claro que usted también puede tener la felicidad si encontrar un buena mujer y constituir una bonita familia, viniendo a tener hijos y nietos que lo amen y a quien usted podrá dedicar su amor y desvelo. Pero procure conocer bien su corazón, por todo que usted ya vivió hasta ahora. Puede ser que Dios quiera hacer usted feliz en un amor mucho más amplio, abierto a muchos hermanos, a muchas personas que usted va amar y que también van amar usted por toda la vida. Lo que importa es que, mismo cuando acabar esta vida en la tierra, nosotros continuamos a vivir un amor sin fin entre todas las personas, en la casa de Dios. Vea bien cual puede ser su camino. Si usted sentir que su camino puede ser ese, de una vida religiosa consagrada como un religioso, procure entrar en contacto con los Frailes Capuchinos, en las direcciones que le estamos dando en el final de este libreto. Usted no va quedar inmediatamente comprometido. Los Frailes Capuchinos van darle diversas oportunidades de usted analizar mejor su vocación, en su casa y también en las casa de ellos. Solamente cuando usted sentirse realmente decidido es que va asumir la responsabilidad de ser un Fraile Capuchino. Ahora vamos hablar un poco más sobre San Francisco de Asís, sobre las Ordenes que él fundó y sobre los Frailes Capuchinos.
Francisco de Asís vivió ochocientos años atrás. Fue un joven alegre, generoso y lleno de sueños de grandeza, hasta que, un día, descubrió Jesucristo. El halló que tenía sido un llamado por Dios y entró de vez en una vida nueva. Cuando murió, todos creyeron que el tenía sido transformado en otro Cristo, mil y doscientos años después. Ahora, ya hacen ochocientos años que el pasó por esta tierra. Usted no sería capaz de recordar los nombres de sus cuatros bisabuelos y de las su cuatro bisabuelas, que vivieron en el siglo veinte, pero ciertamente ya escuchó hablar en Francisco de Asís, que vivió en el siglo trece. ¿Y usted? ¿Qué está haciendo de su vida? ¿Usted no cree que también fue llamado por Dios? Puede no tener sido para hacer las mismas cosas que Francisco hizo. Pero, recuérdese, Dios no colocó usted, para nada, en este inicio del siglo XXI.
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