Biografía de Clara y Francisco que comienza en 1198, con el
alzamiento del pueblo de Asís contra los nobles de la ciudad. Paradójicamente,
los que después serían fraternales compañeros pertenecen a dos estratos
sociales enfrentados. Mientras la noble familia de Clara tiene que huir a la
vecina Perusa, Francisco, miembro de la burguesía, saborea las mieles de la
victoria. Al ser capturado y encarcelado en la batalla de Collestrada años
después, comenzará a replantearse su vida.
Pese a algunas inexactitudes históricas, es mucho más fiel a
los hechos y al espíritu franciscano que otras adaptaciones anteriores. De
hecho, algunas de sus secuencias, como la consagración de Clara, son tan
genuinas y bellas que valen, por sí mismas, casi tanto o más que otras
versiones enteras. Los personajes de Francisco y Clara, que aquí tiene más
protagonismo, están muy bien construidos; tienen carisma y profundidad. Les
acompañan unos secundarios bien caracterizados, entre los que destaca un Pedro
Bernardone brusco y mundano, pero a la vez humano y preocupado por su hijo. Tan
solo se hecha en falta al fiel hermano León, que en parte está “sustituido” por
fray Iluminado.
La serie de dos capítulos coproducida por la RAI tuvo un
considerable éxito en Italia. Probablemente se trate del mejor acercamiento a
la figura del Poverello junto al film neorrealista de Rossellini, Francisco,
juglar de Dios. Preciosa banda sonora de Marco Frisina.
Tratamiento de la fe cristiana
Si bien, Francisco de Asís tiene una gran importancia
espiritual, Clara no es un personaje secundario dentro de la familia
franciscana, pues es el complemento perfecto a Francisco. Su mayor presencia es
uno de los grandes aciertos de esta producción italiana.
“He venido a enfrentar al hijo con su padre...” (Mt 10,35).
Un ejemplo evidente de estas palabras de Jesús, es el conflicto entre Francisco
y su padre, y el que también existió entre Clara y algunos de sus familiares.
Ambos padecieron la incomprensión de su familia ante su decisión de dejar de
lado sus acomodadas vidas para tener una existencia humilde. Clara y Francisco,
como el comerciante del Evangelio que encuentra una perla de gran valor,
abandonaron todo lo que les podía separar de Dios.
“Clara, ¿estás siguiendo mis pasos?” (pregunta Francisco) /
“Pero más profundos” (responde Clara). Este ilustrativo diálogo que abre el
film resume bien lo que supone tener un carisma determinado. No significa
seguir a un santo concreto, sino la elección de un camino para ir tras los
pasos de Cristo, basado en uno o varios modelos de espiritualidad.
Francisco viajó hasta Tierra Santa para negociar la paz con
el Sultán en plenas Cruzadas. Aunque no consiguió su objetivo, puso la primera
piedra en el diálogo interreligioso. Prueba de la amistad que forjó con el
Sultán, es el cuerno de marfil que le regaló éste, que se conserva como
reliquia en Asís.
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